Si tomar una decisión va acompañado por una sensación excesiva de miedo a equivocarse y miedo a la crítica por parte de los demás, se puede tener un problema de toma de decisiones.
Tomar decisiones a nivel individual se caracteriza por el hecho de que una persona hace uso de su razonamiento y pensamiento para encontrar y elegir una solución para resolver un problema que se le presenta en la vida, es decir, si una persona tiene un problema, deberá ser capaz de resolverlo individualmente tomando sus decisiones de forma consciente y voluntaria.
La toma de decisiones consiste, básicamente, en elegir una opción entre todas las disponibles, a los efectos de resolver un problema actual o potencial (aun cuando no se evidencie un conflicto latente).
Para tomar una decisión, cualquiera que sea su naturaleza, es necesario analizar, evaluar, reunir alternativas y considerar las variables, comparar varios cursos de acción y finalmente seleccionar la acción que se va a realizar.
Otros factores implicados son la búsqueda de información, comunicación, asertividad, autoconfianza y seguridad personal.
Estas habilidades ofrecen a las personas herramientas para evaluar las diferentes posibilidades, teniendo en cuenta, necesidades, valores, motivaciones, influencias y posibles consecuencias presentes y futuras.
Esta competencia se relaciona con la capacidad de tomar riesgos pero difiere en que no siempre las decisiones implican necesariamente un riesgo o probabilidad de fracaso, sino que tienen como mínimo dos vías alternativas de acción, de las que tenemos que optar solo por una, para resolver un problema.